La indulgencia del tiempo
Con la liviandad de unos pies elevados del suelo,
contemplo la indulgencia del tiempo que me araña la espalda, llenando de versos imperfectos las horas que llevo sin verte.
Vacías entrañas que, en la tarde más calma,
me repiten, una y otra vez, debo ser valiente.
Sobre los escombros del atardecer impío
donde reposa el verdugo de tus ojos,
intento recobrar las fuerzas que ayer me abandonaron,
e ir deshaciendo uno a uno los antojos
que impacientes van echando raíces con el morir de la noche.
Yo no escojo las trémulas notas que sin razón van sonando,
pero suelto al viento una promesa que me haga olvidarte.-
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