Tantas preguntas.

Tantas preguntas giran en mi mente...
¡Qué ansiedad tan opresiva!
¿Acaso también disfrutas del olor 
de la hierba humedecida por el rocío de la mañana?
¿O de unos verdes y amargos al sol 
de un domingo silencioso, 
con la mirada perdida en la nada?
¿De una cerveza bien fría,
en una charla filosófica de esas que envuelven el alma?
¿Se estremece tu piel con una bella melodía,
 o con la lágrima de un niño?
¿Cantas y lloras cuando nadie te ve?
¿Esperas impaciente la llegada de este encuentro,
 como si fuera la primera vez?
Entre tantas otras cosas,
me pregunto -fabulando las respuestas-.

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