Un grito de anhelo.

Estás a un quizás de distancia,
y la lluvia se siente 
como gotas de plomo sobre la piel.
Dime, qué debo hacer para que tus dudas 
se transformen en sentidos.
Las mías ya rebasan lo lógico,
lo permitido, 
y no se qué hacer con estas ansias 
que carcomen mi existencia. 

Ya no me hace gracia el silencio 
de la casa deshabitada,
ni el café por las mañanas
 sin miradas que acompañen. 
Vivo contigo anclado a la orilla de mis ojos,
 con tu andar cansino haciendo ruido 
en mis entrañas,
y esta urgencia, estaqueada,
en el desfiladero de mis nervios. 

Por favor, ven, hazte presente.
A mi almohada le urge el aroma de tu piel,
 y tu ausencia lapidaria sólo aumenta 
mis ganas de amar. 
Acaba ya con el cruel tormento.
Pídeme la vida y más.

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