Traficante de ilusiones
Lo que no liberas, te escuece por dentro.
Es un pacman que te devora.
Esa maldita ansiedad que clava aguijones sobre tu espalda.
Aprisionada, quieres que la noche te exculpe para siempre.
Y te escondes, y huyes, cobardemente.
Deambulas como alma errante,
anticipándote al silencio, que engendra miedo y desasosiego.
Llevas las manos ya cansadas,
cargadas de sueños y palpitando fuego.-
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