Los ojos son los primeros que besan
Destellos de aguamarina en los que me pierdo
cada vez que dulcemente me miran.
Son el mar en calma en el que quiero terminar mi día,
la luz con la que quiero despertar sin prisa,
la nota perfecta para una suave melodía,
la ilusión que invita a no querer contemplar la salida.
Dicen que los ojos son los primeros que besan
y esa noche de mayo, cuando abriste tu corazón
no pude evitar morirme de amor.
El murmullo de la gente y la gran Tina Turner se apagaron
en ese par de pupilas dilatadas
que desafiantes me miraban, desnudándome el alma.
Hablamos de miedos, hablamos de anhelos.
Hablamos de cruzar el cielo.
Y entre tanto sentimiento, mis pies emprendieron vuelo.
Ni todos los sonetos del mundo alcanzan para explicar
la magia que esa noche atravesó mi cuerpo,
ni la inmensidad del sentimiento que se esparce dentro
y que ya no cabe en el pecho.
¡Bendita obstinación que te trajo a mi vida!
¡Bendito miedo que se desviste sin prisa!
Como queriendo detener el tiempo
y aletargar tu sonrisa,
contemplando la hoguera que quema por dentro.-
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