Días grises.
Días tristes en los que
los recuerdos aplastan la memoria.
Traigo los párpados empañados
por la melancolía de las despedidas,
y los bolsillos llenos de sueños rotos.
Quedó tanto por dar,
por construir
y por aprender del otro.
Me siento oprimida por el eco de mis propios pasos,
que recorren una casa desolada.
El aire que se respira es asfixiante.
Atrás quedó el entusiasmo por pintar
las puertas y ventanas que decorarían un hogar feliz.
Debo estar volviéndome loca,
porque escucho el susurro de tu voz llamándome.
Busco en el cielo tu mirada,
pero el cielo se ha vuelto gris también.
Tenías razón,
esto sí que es difícil:
duelar la ilusión de lo que no fue.
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