Dios sostiene mi mano.
No renuncio a ver el sol
sólo porque algunos días
el cielo decidió llorar.
No renuncio al mate reconciliador
sólo porque hubo veces
en los que una amiga no pudo estar.
No renuncio al amor
sólo porque algunas rosas
me clavaron sus espinas.
No renuncio a seguir intentando cada día
luchar contra la apatía
que amenaza con arrancarme el alma.
No renuncio porque Él me sostiene,
me levanta y me encamina
para volver a tener fe.-
Comentarios
Publicar un comentario