Viejo cazador

Tú que vives con total prescindencia del mañana. 
Tú que enciendes fogatas sin quemarte siquiera.
Viejo cazador que una isla desierta habitas.
Impasible, impenitente. 
Una cruel tortura para almas hambrientas.
Me dejaste atravesada por las ansias
de crear contigo primaveras;
con el hambre retrasada 
de un amor que se quedó a medias tintas; 
y una inquietud alborotada 
por la brasa que aún palpita encendida. 

Comentarios

Entradas populares

Buscar en este blog